samedi, octobre 13, 2007

Tatiana

Sin fuerzas ya para respirar, la pequeña levanta la mirada y con una ceja fruncida se aproxima a las otras niñas. Las otras la observan cómo la gorda asquerosa se limpia los mocos con la mano y escupe al suelo azulejado, una flema amarilla que muy naturalmente le sale todos los días.
- Rocío, me has hecho sangrar mi corazón!. Me ha dolido mucho lo que has hecho.
- ¡Uy! qué miedo tengo, ¿qué me vas a hacer pues?
- No me incites a más que puede acabar muy mal
La ceja continúa fruncida y los mocos siguen cayendo
- Mira, primero aprendé a limpiarte tus mocos - le dice otra-
- Gorda asquerosa -otra-
- No me inciten a más –repite en voz grave y la manos transpirando-
Tatiana y sus muchas ganas de vomitar de todos los días. Ya casi sin aliento y el reflujo que se siente muy cerca de salir quiere pegarlas y ver sangre de sus narices.
- ¡Gorda, gorda, gorda! le gritaban como si tratara de un juego.
Tatiana no aguanta más y vomita a lado de ellas
- ¡Gorda asquerosa mira como ensucias la escuela!
Tatiana mira su vómito, se limpia el moco, las axilas le sudan y la ceja fruncida.
- Rocío, ven
- ¿Para qué? yo no soy amiga de cerdas como tu.
Tatiana espera 30 segundos. Saca la piedra puntiaguda que tiene en el guardapolvo. Respira más rápido, se aproxima a Rocío. Ella sonríe con sus dientes metálicos, las medias azul marino y los zapatos negros bien lustrados. Cuando gira, siente la cara de Tatiana a lado de una de sus mejillas. Cachete con cachete. Los mocos húmedos que entran y salen de las narinas. El aliento a sándwich de huevo. Una suave punzada en su vientre plano, sin grasa. Duro sin grasa. Una risa loca. La ceja fruncida. Una punzada más profunda. Sangre y vómito en el patio de la escuela.
Tatiana limpia su mano en el guardapolvo percudido, respira y los mocos pasan a la garganta. Escupe al suelo. La ceja no esta fruncida.
- Les dije que me han hecho sangrar el corazón no? Así se cura él. Solito. Solito.